Estamos en la época más fría del año, y puede que todavía no nos hayamos planteado la mejor forma de calentar el hogar. La calefacción tradicional utiliza radiadores con combustible como el gasoil o de electricidad para calentar el aire, pero hay muchas otras alternativas que se pueden tener en cuenta si vamos a poner la calefacción en una casa que estemos haciendo o si estamos en plenas obras.
La calefacción radiante se basa en la radiación como forma de transmisión del calor, frente a la convección, que es la que calienta el aire. Utiliza el suelo o el techo como sistemas radiantes para transmitir el calor a las habitaciones y cuenta con sus ventajas, aunque también con sus desventajas, por lo que es una opción a tener en cuenta.
Esta forma de producir calor no mueve el aire de las habitaciones, por lo que es la mejor opción para aquellos que tengan algún tipo de alergia. Además, es una idea perfecta para las estancias altas, puesto que el aire caliente tiende a subir, lo que hace más difícil caldear el ambiente con la convección de los radiadores.
Otra gran ventaja es que la instalación va bajo el techo o bajo el suelo, por lo que no la veremos. Nos olvidaremos de los anti estéticos radiadores que no sabemos cómo tapar para que queden bien dentro del ambiente de la habitación, por lo que tiene sus ventajas estéticas.
Este sistema supone un ahorro a largo plazo, puesto que se utiliza agua que tiene que estar a menos temperatura de la que tienen que generar los radiadores para calentar el aire. Sin embargo, en un primer momento supone un gran gasto, puesto que hay que levantar el suelo para poder instalarlo, o bien el techo, y esto supone una gran obra en cualquier hogar. No obstante, es una buena elección para esas casas que todavía se están haciendo.
El artículo Por qué elegir la calefacción radiante ha sido originalmente publicado en Decoora.